En la búsqueda de métodos naturales para mantener la salud cardiovascular, los arándanos se destacan como un aliado poderoso para quienes desean reducir la presión arterial sin depender exclusivamente de medicamentos. Este pequeño fruto del bosque, conocido por su sabor dulce y su versatilidad en la cocina, contiene compuestos que pueden influir positivamente en la salud del corazón.

Beneficios comprobados de los arándanos para el corazón

El cardiólogo intervencionista Cheng-Han Chen, del Memorial Care Saddleback Medical Center en California, ha destacado que los arándanos poseen un alto contenido de antocianinas. Este tipo de flavonoide ejerce efectos antioxidantes y antiinflamatorios, que ayudan a relajar los vasos sanguíneos y regular la presión arterial. La evidencia científica respalda estos beneficios, como lo demuestra un estudio publicado en The Journals of Gerontology en 2019. Según esta investigación, el consumo diario de arándanos puede reducir la presión sistólica en aproximadamente 5 mm Hg, un indicador clave de la salud cardiovascular.

La nutricionista Sophie Lauver también subraya que las antocianinas promueven la producción de óxido nítrico, una molécula que facilita la dilatación de las arterias y mejora el flujo sanguíneo. Además, se ha observado que los arándanos pueden disminuir la rigidez arterial, un factor directamente vinculado con la hipertensión.

Consumo recomendado de arándanos

El Dr. Chen sugiere que lo ideal es consumir al menos dos tazas de frutas variadas al día, incluyendo una taza de arándanos. Lauver respalda esta recomendación como un buen punto de partida para quienes desean controlar la presión arterial a través de la dieta. Los beneficios de los arándanos se mantienen incluso si se consumen en forma de polvo liofilizado. Así lo confirma Kit Broihier, asesora nutricional de la Wild Blueberry Association of North America, al referirse a estudios que muestran mejoras similares a las del fruto fresco.

Arándanos silvestres: la mejor opción

Entre los tipos de arándanos, los silvestres destacan por su perfil nutricional superior. Contienen más del doble de antioxidantes, un 33% más de antocianinas y un 72% más de fibra en comparación con los arándanos convencionales. Su pequeño tamaño significa una mayor proporción de piel, donde se concentran estos compuestos beneficiosos. Además, al congelarse inmediatamente después de la cosecha, preservan sus nutrientes intactos, convirtiéndose en una opción excelente durante todo el año.

Otras frutas y vegetales para controlar la presión arterial

Si bien los arándanos son protagonistas en la lucha contra la hipertensión, no están solos. Frutas como moras, frambuesas y fresas también son ricas en antocianinas. Los cítricos, como naranjas y limones, aportan flavonoides que fortalecen el endotelio vascular. Además, alimentos ricos en potasio como plátano, kiwi, melón, sandía, espinaca, albaricoques, batatas, lentejas y frutos secos ayudan a contrarrestar el efecto del sodio en el organismo y favorecen el equilibrio de la presión arterial.